viernes, 10 de junio de 2011

SALTAR O NO

SUEÑO [Me voy acercando a la orilla del edificio. Me asomo y miro hacia abajo, son muchos los pisos.

Fue entonces cuando me descuidé.

Comencé a cuestionarme todo. Sin haberlo pensado, salté. No porque yo quería, las circunstancias me obligaban.

Caigo.

Escucho el ruido de los autos, gente discutiendo.

Caigo.

Bocinazos, el pito de quien dirige el tránsito, motores de de motos.

Caigo.

Más bocinas, conductores discutiendo, vendedores ambulantes.

Caigo.

Sin darme cuenta estoy en medio de la multitud y me siento diferente. No soy la misma persona que era antes de caer. Allá arriba no me importaba lo que esta gente pensaba de mí, ahora sólo quiero ser igual al resto y tratar de pasar desapercibida. Arriba no necesitaba ser aceptada ni por mi familia, ni por mis compañeros, ni por mis vecinos. Arriba todo era cómodo: era diferente y lo disfrutaba. Acá abajo sólo intento encajar. Empiezo a caminar en el mismo sentido que los demás aunque así no lo quiera, el flujo de gente me lleva.

Veo mi ropa, mi pelo, mi cuerpo, yo por dentro. Trato de que se parezcan al resto. ¡Necesito ser uno más! Pero no a deseo propio, es otra cosa, la presión de estar aquí abajo en medio de todos. ¡Me consume! Extraño estar allá arriba y poder mirar a los de abajo sin sentirme parte de ellos, poder mirarlos y sonreír. Sonreír porque no soy uno más. Pero ya no hay vuelta atrás, no creo poder regresar, el salto se ha dado. Sólo me resta seguir a la multitud… El miedo a ser pisoteada por los demás me arrastra.]

19 años tengo. Aún estoy en la azotea, no he pesado en saltar, pero sé que tarde o temprano lo haré. Por ahora estoy bien aquí arriba, mirando de vez en cuando a la multitud de allá abajo, con su ritmo frenético yendo de allá para acá.

¿Y tú? ¿Saltarás?

Tarde o temprano todos caen.

No hay comentarios: